Mientras lo último del verano
se deshoja
en cantos de cigarras,
el primer otoño
zumba
siestas frías al oído.
Un coro de grillos bebe
la espesa malta nocturna,
de espuma,
de estrella,
en el filo de la estación.
Se sirven la noche,
se beben lo viejo,
regurgitan
y amanece el cambio,
el dolor,
la resaca
de la renovación.
2 comentarios:
Todo se renueva al canto de los grillos. Al menos en mi caso me parece escucharlos con los oídos de mi infancia....Abrazo
Vera, los grillos son una eterna infancia. Son cosas de mis noches actuales la suerte de tenerlos cerca de vuelta.
Abrazo para vos.
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