viernes, 10 de mayo de 2013

Y cuando se acaben

Vladimir Volegov - 1957

Y cuando se acaben los ruidos en tu cabeza, 
cuando deje de funcionar el vértigo, 
y tus ojos sólo miren fijo, 
descansados, 
hacia un agua remota, 
cuando tus manos se dejen estar sobre la falda, 
tu cuerpo se relaje 
y tu respiración sea profunda, leve, 
con tus hombros desnudos,
tus piernas blancas, estiradas, cómodas,
y suspires por nada
mientras todo tu cuerpo desee la lluvia fresca de un respiro,
de un aire ajeno pero conocido,
cuando veas que ya está,
que vale la pena no esperar más,
que la tarde decae,
voy a llegar como noche lenta a tu mirada,
y me meteré en tu boca,
y me haré viento entre tu ropa
y seré tu remolino.





1 comentario:

Natalia dijo...

que increibles tus palabras como siempre...me gusto bastante...como si las palabras no solo fueran esto (palabras) sino como si tuvieran movimiento y vida tambien...