lunes, 5 de agosto de 2013

Es agreste



Es agreste el agua  
duele en el garguero, duele en la piel. 
En cada remanso un respiro 
       y también el esfuerzo de atajar la corriente.
Es agreste al músculo, a la mirada, al refugio 

y a la brisa. 
En el rostro, la frescura se evapora.
En la sangre quema. 
Y así -agreste- se inyecta en nuestros ojos 
y aguarda envuelta, 
             ovillándose 
en incansables remolinos. 











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