lunes, 26 de diciembre de 2011

Murió en el tren




Murió en el tren, enganchado a una argolla. 

Inflado por los vapores de un borracho parecía esquivar el vómito -un pie en punta y el otro en el aire- la izquierda anclada a un bolso grande y pesado, la derecha de percha en la argolla. El contoneo de su cuerpo, amortiguado entre los abrigos de los de al lado, le daba naturalidad al cuadro.
Nadie notó el alfajor triple en el ruido hueco de la garganta.
Con el cambio de vías volvió a sacudirse, parecía seguir peleando.



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